viernes, 5 de septiembre de 2008

5.1. la mujer en la historia

5.1. “ LA MUJER EN LA HISTORIA”
Remontándonos hasta los poetas griegos como Homero (poeta griego siglos IX a X a. De C.) y Hesíodo de Asera (siglos VIII o VII a. De C. poeta griego), nos confirman sus testimonios que en el siglo VIII antes de Cristo; las mujeres ocupaban puestos importantes al lado de los hombres.
Tácito (Cayo Cornelio, 54-120. Historiador y orador latino), en sus escritos también deja ver que en su tiempo, ambos sexos compartían las responsabilidades de la tribu. Pudiendo la mujer reemplazar al hombre en caso de necesidad.
Platón (Aristocles 457-347 a. De C. Filosofo griego), tiene una visión positiva creyendo que la mujer tenía las mismas capacidades de razonamiento y datos para gobernar el estado, si se le permite el acceso a la misma educación. Cosa que ya era evidente no se hacía.
Ya este filosofo habla de liberar a la mujer de su obligación natural de cuidar a los hijos y de las tareas domesticas. Pensando con muchísima antelación en sistemas privados de guarderías o colegios.
Su idea es: Que si un estado no educaba, ni entrenaba a la mujer en todas sus facultades; La sociedad sería como un ser humano que solo usara la mano derecha.
Para Aristóteles (de Estagira 384-322 a. de C. Filósofo griego discípulo de platón y preceptor de Alejandro Magno) en cambio la mujer era un hombre incompleto. Dando ya una catalogación de inferioridad, que convertía a la mujer casi en un objeto, al servicio de los fines del hombre.
Esta idea, es la que domina en la Edad Media. Santo Tomas de Aquino sin embargo, que es un gran estudioso de este filosofo, manifiesta su desacuerdo con él en este tema relativo a la mujer.
Oponiéndose a sus planteamientos al respecto puntualiza: que esta diferencia era solo físicamente. Pero que su alma tenía el mismo valor.
De hecho ve cierto o defiende, que esa igualdad se viviría plenamente en el cielo. Una vez quedados en la muerte del cuerpo las diferencias entre sexos.
En siglos anteriores a Cristo, en Oriente, la figura de la mujer sigue estando bastante sublimada, a excepción de Israel, donde las profetizas y las jueces: Esther, Débora, Judith, llegan incluso a ser las liberadoras de su pueblo.
Más cercana a la llegada de Cristo la mujer vuelve a estar rebajada en su dignidad, viéndosela más entre los hijos esclavos, que al nivel del esposo.
Hubo un rabino, llamado Eliézer, que es contemporáneo de S. Juan, que llega incluso a escribir lo siguiente: “Las palabras de la Torá serán quemadas antes que ser confiadas a mujer”.
De Jesucristo, quizás por ser la figura más conocida de toda la historia de la humanidad. Todos sabemos que irrumpe activamente a favor de la mujer. A la que devuelve su dignidad de hija de Dios.
Y como muestra de esta igualdad, las elige o llama también a ser colaboradoras con El, en su Obra de la Redención.
Julián Marías en su libro “la mujer del siglo XX”, hace una valoración de la influencia que ha tenido la mujer en la vida familiar y social. Incluso en épocas que no era bien considerada humana, ni profesionalmente. Afirmando que:
“La mujer ha sido siempre la transmisora, la portadora del sistema de creencias de una sociedad. Y en este sentido es la gran educadora de la misma”. Es curioso así mismo destacar que: “Nada importante arraiga si antes no pasa por la mujer, si ella no lo adopta“.
Es importante destacar la participación de la mujer en la difusión del cristianismo. Y tomamos para ello una referencia del mismo Evangelio:
Lidia, según el relato de los hechos de los Apóstoles, vendedora de púrpura. Es una de las primeras europeas, que tras oír la predicación de Pablo, se bautiza y favorece la conversión de toda su familia.
También en la literatura caballeresca se ensalzan las virtudes femeninas haciendo mención de su belleza, de su lealtad y de su generosidad con los necesitados.
Del siglo X al XIII (época feudal), se ve a las mujeres participando en las cruzadas. Dirigen monasterios y alcanzan además poder económico, político y social, del cual uno de los ejemplos quizás más conocido sea el de las Abadesas.
Concretamente en Burgos en el Monasterio de las Huelgas alcanzan su máxima representación.
En el siglo XII, el Rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Aquitania confirman este poder entregando a las cistercienses, jurisdicción sobre villas y lugares de dominio Real.
Obteniendo estas incluso una independencia de los obispos gracias a la concesiones del Papa Clemente III.
Aún hoy la actual Abadesa, utiliza de forma simbólica el báculo que usaban sus predecesoras.
Son el Derecho Romano y Código Napoleónico quienes provocan un nuevo deterioro en estas situaciones de privilegio.
Recogemos de esta época, escritos en los que la definición al referirse a la mujer la menosprecia a niveles que hoy solo escucharíamos en frases, clasificadas de mal gusto y raciales.
Ejemplos son:

-“Las mujeres tienen una intuición enorme, solo se equivocan cuando piensan”.
(Un escritor americano de la edad media).

-“Las mujeres son un sexo decorativo. No tienen nunca nada que decir, pero lo dicen de una manera tan encantadora”
Erasmo de Rótterdam siglo XVI

-”Una mujer que piensa es algo tan repugnante, como un hombre que se maquilla. (Lessing siglo XVIII)

-”La mujer en general no ama las artes, no entiende de ninguna y carece en absoluto de genio”.
Rousseau.

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