viernes, 5 de septiembre de 2008

4.3. Una mujer inmigrante

4.3. KROSTTINA. UNA MUJER INMIGRANTE.
En esta historia, tengo muy poco que añadir. Aunque os puedo asegurar que es un tema en el que me gustaría profundizar, quizás más adelante en otros trabajos.
Casi por casualidad, llego este documento a mis manos, y como es un documento que alguien que no conozco me escribió, para adjuntarlo a las otras historias, de mujeres sin apellido que voy compartiendo contigo, no puedo ni quiero añadir nada.
Solo te diré, que me la envía, una de las miles de mujeres rumanas, que circulan por nuestro país, ¿Legales o ilegales?. Y dice así:
“Preguntas. Toda nuestra vida está marcada de preguntas“.
¿Qué me ha determinado el emigrar de mi país?.
Pues un conjunto de problemas que han hecho que esta emigración se realizase en dos etapas a lo largo de 10 años.
Para empezar, tendré que situarme de nuevo en el momento de la caída del comunismo, en aquella esperanza de liberación, de nuevo aire, de nueva vida, de ilusiones, de un porvenir mejor para nosotros, adultos en plena vida profesional.
Más con insatisfacciones que con satisfacciones. Yo en calidad de biólogo criminalista, con el teléfono de mi casa pinchado permanentemente, por el hecho de mi profesión.
Al descolgar el mismo ”mis vigilantes” ni se escondían ya; Les oía riéndose, hablándose en una conversación amistosa y escuchando música y mientras esperaba el tono de marca.
¿Cómo podría describir además el miedo con el cual hemos crecido todos los de mi generación y que se ha convertido en algo orgánico en nosotros. Condenados a convivir para siempre con él.
Y, ¿Cómo se podría describir el choque que sentí al escuchar a una persona con grado de seguridad y que, además conocía hace años por el trabajo, diciéndome que sabía mi nueva dirección y más aun, que en cinco minutos lo tenía ya en frente de mi puerta, de mi nueva puerta, se podría decir?.
Hemos sido fichados, observados y puede que nuestros mejores amigos, con los cuales pasábamos buenos ratos, daban información sobre nuestra vida, nuestros comportamientos, nuestras ideas.
¡Que negros han sido los últimos tres años, antes de la caída del comunismo!. Cuando en su locura para pagar la deuda externa; Ceausescu, nos ha privado de todo.
Empezando por el pan, la electricidad que se cortaba muy a menudo durante el día y por períodos de tiempo indefinidos.
De modo que todos teníamos la casa llena de velas y linternas en nuestros bolsos y preferíamos subir los pisos de la vivienda a pie, en lugar de usar los ascensores por miedo a que se detuviesen por falta de electricidad y nos dejasen encerrados dentro.
Por lo que pasaron a ser solo adornos sin ninguna utilidad.
El azúcar, el aceite y la carne eran los tres productos que se podían obtener con tarjetas personales, (incluyendo los niños). Cada mes y siempre y cuando se encontrasen en las tiendas correspondientes, pues no siempre tenían existencias por lo que se producían unas colas interminables.
Todos los demás productos necesarios para vivir, se procuraban con dificultad y claramente funcionaba muy bien la economía subterránea.
De modo que la preocupación por el “día siguiente” era tan grande que nos fuimos convirtiendo, sin desearlo, en unos robots que no tenían tiempo ni para pensar, ni para disfrutar de la merecida vida familiar.
La comunicación entre nosotros, miembros de una misma familia, era difícil de realizar, porque se hacía todo lo posible para que esta comunicación no existiese.
Por eso hemos soñado con la esperanza de liberación de nuevo aire, de nueva vida...en aquel Diciembre de 1989.
Un año más tarde, nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos y empezaron de nuevo las preguntas:
¿Por qué han muerto tantas personas?. ¿Por qué ha sido necesario tanto derramamiento de sangre?. ¿Quién ha creado la disensión?. Y ¿Por qué los terroristas se han esfumado de repente?.
El Parlamento recién creado, en un país que aún no se despertaba con todas sus actividades diarias, retransmitidas en “play-back”, -Como si de un concierto se tratase-.
Por la cadena nacional de televisión todas las noches, parecía algo tan irreal, tan cómico y, al mismo tiempo, tan desesperadamente trágico.
Las diferencias surgidas en Marzo de 1990 entre los rumanos y los húngaros y los gitanos. No sabiendo a ciencia cierta por qué ni quién origino este distanciamiento pero parecían películas de ciencia-ficción más que realidad.
Era la locura de aquellos momentos, difícil de comprender o explicar; ni entonces ni en el día de hoy. Al igual que el desembarco de los mineros en la capital para poner orden, según “ellos”, con una fuerza brutal.
De modo que, poco a poco, todo lo que pasaban en aquellos momentos, me condujeron a un punto muerto.
Falta de aire, tanto en el sentido propio, como en el figurativo.
Creo que no es fácil para nadie sentir que, en tu propio país, te ahogas, que el aire es irrespirable y que tienes que encontrar una solución para salir fuera de aquel infierno. Para poder respirar aire libre de nuevo.
De nuevo, ¡La esperanza!!!.
En Alhucemas hemos entrado en contacto con la comunidad española, formada por dos profesores de castellano. Mis hijos, en casi diez años se han formado en esa cultura. De manera que tienen una formación educativa más española que Rumana.
En tales condiciones, el lenguaje maternal se queda atrás en algo familiar, restrictivo, de pocas palabras científicas. Formados en esa cultura, años tras años, según la prolongación de contrato de mi marido, han tenido un solo objetivo:
De continuar sus estudios aquí en España y aquí están. De otro lado, estamos contentos porque durante ese periodo de desarrollo, ellos no han conocido el miedo.
Miedo aún existe en nuestro interior. En otras palabras, ¡¡son libres!!
A mí personalmente en Marruecos, se me ha denegado el derecho de trabajar, por ser mujer claro está. Así que me quedé como ama de casa, dedicada totalmente a la familia.
Mientras mi marido se ha convertido en el único pilar material de nuestra familia y sin mucha fuerza. En el futuro, su situación en aquel país no es muy clara y la inseguridad pesa....
En Rumania, después de 10 años, ya no tenemos trabajo y los sueldos allí no llegan a 200 $; Mi madre es pensionista. Después de una vida de trabajo, como contable), no es capaz de sobrevivir con sus 40 $ al mes sin nuestra ayuda.
En estas condiciones, cómo mantener a dos hijos estudiando en España?. Y así surgió la idea de emigrar a este país, en busca de una vida mejor y con el objetivo de ayudar a mis hijos en sus estudios para que puedan finalizar los mismos.
Y como siempre, volvemos a las preguntas que nos persiguen y nos marcan la existencia.
Pero....esta vez tengo una nueva esperanza, soy optimista y creo en un futuro nuevo.

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