viernes, 5 de septiembre de 2008

3.1 Recogida del Botellon

3.1. LA RECOGIDA DEL BOTELLON
-Fecha: sábado de cualquier mes. -Escenario: cualquier sala de urgencias de cualquier hospital, de cualquier provincia española. -Hora: entre las tres y las siete de la madrugada. -Edad: adolescente. -Nombre: Rosa. (Sin Apellidos).
-Síntomas: malestar general, vómitos, falta de estabilidad en bipedestación. Perdida de su dignidad. Dilatación de las pupilas. Pulso cardiaco acelerado. Niveles de alcohol en sangre, rozando la causa de un coma etílico.
Falta de reflejos y escasa lucidez mental, entre otros. . . Olor a gin Tónica, y algún otro combinado que no podemos determinar y que se mezcla con un agradable y casi imperceptible olor a perfume en sus muñecas y detrás de los pabellones auriculares.
Hay un profundo olor a tabaco en sus prendas de vestir, pero no en su aliento. Podríamos afirmar que no fuma.
-Antecedentes: problemas familiares encubiertos por motivos sociales. Educacionales y exceso de trabajo de sus padres.
-Otras observaciones: -Nivel social medio alto: -Deducido por la forma de expresarse. Bien educada. Por su indumentaria: adecuada a la época, cuidada a excepción de algunas manchas típicas; provocadas por este incidente creemos que no habitual.
Todas estas observaciones son las que nos sugieren que hoy al salir de su casa iba elegante, sencilla y acorde al entorno. Con algo de maquillaje suave del que aún queda huella en algunas zonas de su rostro.
El resto se le adivina por los refregones involuntarios, en el contorno de sus párpados y la comisura de sus labios. Lo confirman los restos de carmín, lápiz de ojos y rimel sobre los puños de su camisa y en un arrugado pañuelo de papel, humedecido por sus lagrimas, que vemos entre sus dedos apretados por el dolor profundo que le causa esta situación.
-Tratamiento: Se le pone suero, para retenerla mientras localizamos a sus padres y se le inyecta por vía intramuscular 10 Mg. De Vitamina B, para ayudarle a frenar los síntomas de la ingesta.
Pedimos al celador la acomode en una camilla, y la ponga en el pasillo de la izquierda, para observar de vez en cuando su evolución.
Recomendamos una charla distendida con sus padres, donde aclaren los motivos y las causas, de este incidente, puntual en principio pero con posible repercusión e incidencia en la vida de esta joven que puede reincidir si no se afronta el problema a tiempo.
Sería una verdadera perdida porque se la ve con posibilidad de ser una chica estupenda, podría haber sido: mi vecina, mi hija, mi sobrina, o cdebería serlo.
Cierto que soy fiel en la descripción de la situación y en la percepción de las observaciones por parte del sanitario de turno que no puede evitar conmoverse, ante una persona joven, de estas características en la que ve los primeros eslabones de una larga cadena de adicciones, que le seguirán a lo largo de su vida, sino se corta de raíz, en su tiempo.
Pero que se siente impotente en la resolución, porque no puede dedicarle más tiempo. Le apremia el sistema y además, puede irse a casa sin conciencia de culpabilidad porque la responsabilidad según él, la ve.
Es al noventa por ciento de sus padres, el nueve por ciento de ella que esta cegada, por su inmadurez. El exceso de confianza en que no lo hará más y el uno por ciento quizás del sanitario; que espera que esto se resuelva como mejor puedan los implicados y no ata cabos, haciendo un seguimiento del caso.
En la mayoría de las veces, la paciente si viene acompañada puede ser dada de alta sin previa información a los padres, ni de su ingreso, ni de su salida del área sanitaria. Esto pasa, con más frecuencia de lo que creemos.
Puede ser solamente una anécdota aleccionadora para algunos jóvenes. Pero también hemos de reconocer que en el alcoholismo, la prostitución, la adicción a las droga, y el mundo de la delincuencia juvenil tienen casi idénticos principios.
Nadie se licencia en estas carreras, si no es a base de practicarlas mucho y siempre han tenido un principio que probablemente se hubiese podido denunciar y corregir con una atención especializada en los primeros avisos de los que se tiene conocimiento en la vida del menor.
Al decir “menor”, incluyo en esta categoría, a las personas que aun superados los dieciocho años, siguen dependiendo de sus padres a todos los niveles.
Este tema candente en los últimos años en la prensa, la radio y la televisión. En las panaderías y en el chino que hay frente a mi trabajo que no cierra hasta las tres de la mañana y vende alcohol a menores a través de compañeros, con mayoría de edad reflejada en su DNI.
Por fin está siendo estudiado por Ayuntamientos y Asistentes Sociales, en vista de posibles acciones de tipo prohibitivo y de prevención del absentismo escolar, delincuencia juvenil y otros peligros que acechan a nuestra juventud tras los botellones, causantes de la ingesta de alcohol y otras drogas, accidentes de trafico nocturnos, etc.

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